Como si nomás con correr tantito el aire, uno se olvidara de lo demás.
Es como si nunca te hubiera reconocido como algo propio. Apenitas ni seis meses y ya te estabas yendo lejos, gracias a su endemoniado temperamento.
-Pero ella es así.
-Pero es que vos no tendrías que haberla conocido de esa manera, en principio.
-¿Entonces cómo?
-Ella para vos tendría que haber sido una conocida a la que frecuentas y no, en lo que se convirtió después. Vos no estás hecho para ella.
-Yo no quería irme.
-Pero igual te fuiste.
-Pero regresé lo más pronto que pude.
-Mmm… Quizás para ella ya era muy tarde.
-¿Y qué se supone que hiciera?
-Eso deberías saberlo vos.
-Hice todo lo que estaba en mis manos. Y después…
-Y después te fuiste otra vez.
-Sí. Y esta vez yo sí quería irme.
- ¿Y bien?
-No me arrepiento.
-Pues por eso la perdiste.
-Y ella me perdió a mí. No lo olvides.
-Ya lo viste, todos son ciclos y no hay ninguno que no se cierre.
-¿Te refieres a lo de hace un año…?
-También.
-¿Alguna vez desearemos con tantas ganas de nuevo, un accidente aéreo?
-No lo creo.
-Te quedaste callado…
-Es cierto. No hay lapso que no su cumpla.
-¿Y ahora?
-Ahora quiero dejar las cosas en paz con ella, antes de que me vuelva a ir.
-¿Y qué piensas hacer?
-Pues lo único que sé hacer medianamente bien...
-Ya veo.