“Verás lo que ha inventado nuestro cocinero”, está diciendo la mujer de Licas. “Le ha devuelto el apetito a mi marido, y de noche...”
"Todos los fuegos el fuego".
Julio Cortázar.
Julio Cortázar.
Él no esperaba que las cosas fueran de ese modo.
La tetas de la nena eran breves, como lo debe ser una vida bien aprovechada.
Detuvo el coche sólo un momento, para poder besarla a placer y entonces fueron las sirenas.
Ella jamás le avisó de pertenecer a otro cuento. Lo mismo hubiera importado. Poco caso hubiera hecho él de cualquier forma.
La licantropía le navega por la sangre.
Cerró despacio la portezuela y caminó decidido a encontrarse con alguna caperucita nocturna.
Al parecer, el hambre había vuelto.
A fin de cuentas, cualquier cosa puede pasar en un cuento posmoderno.
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