lunes, 3 de noviembre de 2008

Zinacantán: Frío de muerte

Despacio va el frío caminando, bien quedito, como meciéndola a la ojerosa realidad, casi caminándolo a él, que mucho sabe de caminar; sobre los resquicios de ciertos poros. Despacio porque sabe que sólo así la vida ampara y sabe de veras.
En las pupilas acampan todavía "el cuate" y su igualmente desnutrido amo, la hermanita de sonrisa incandescente, la viajera vegetariana con todo y mascota, el comal humeando, la puta de closet, la muerte y su parentela toda junta ahí; esperando al siguiente, al observador, al que escuche.
La María yendo-viniendo toda sudada. Los ojos de la María traen el sudor favorito de Dios. Qué decir de su falda, franca algarabía pluritonal.
-Apurate con las tortillas, pue...
Pero había que regresar, pue...
Y en el camino, es otra vez el frío, sonando sus acordes.
-Tzinacantlān no es ningún lugar, es un camino- dice.
-Aquí el viento cuenta historias a todo el que quiera zambullirse, pue - dice el viejo Ramón, con la pipa retorcida y la neblina escapando de su cuerpo, bajando el muk'ta vits: el cerro grande, sobándolo al camino.
Y casi llegando a San Cristóbal, él no puede más y con la rabia bien templada, le grita:
-Sik ta lajel!!! Son jchon lu' k'usi lok'esel!!!
-No, no…A San Cristóbal vas a llegar vivo.
-Tal vez, pero morirse es quedar libre también.
Y cuando cierra la mirada, el que nunca habla castilla le dice:
-Li hoy a vikit be...
Y él sonríe, pues está muerto y el frío le ha llenado la cabeza con canciones.

2 comentarios:

Vivian Lee dijo...

creo que sabes que es verdaderamente dificil para mi leer y escribir en español, pero muy me gusta lo que tu escribes. saludos y perdona mi español :)

el Gil dijo...

vc fala serio?
eu acho que o teu espanhol ta ótimo
obrigado por pasar